
2025/05/12
Erickson Suero
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El bautismo es uno de los actos más significativos en la vida cristiana. No se trata solo de un rito simbólico, sino de una expresión pública de fe y obediencia a Jesús. Cuando una persona decide bautizarse, está declarando ante Dios, la iglesia y el mundo que ha decidido seguir a Cristo y vivir según Sus enseñanzas.
En la Biblia, Jesús mismo fue bautizado por Juan el Bautista en el río Jordán, dándonos ejemplo de obediencia y humildad. Aunque Él no tenía pecado, se sometió al bautismo para cumplir toda justicia. Su acción marcó el inicio de su ministerio público y dejó claro que el bautismo es una parte fundamental del camino cristiano.
El bautismo representa muchas cosas: es una limpieza espiritual, una muerte al viejo yo, y un renacer en Cristo. Romanos 6:4 dice: "Fuimos, pues, sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos... así también nosotros andemos en vida nueva." Es decir, al sumergirse en el agua, el creyente simboliza la muerte de su vida pasada, y al salir, simboliza una nueva vida guiada por el Espíritu Santo.
En nuestra iglesia, celebramos el bautismo con gozo, sabiendo que es un paso crucial en el crecimiento espiritual de cada creyente. Es un momento de comunión, de testimonio y de esperanza. No importa la edad ni el trasfondo; lo que importa es el corazón dispuesto a seguir a Cristo.
Es importante aclarar que el bautismo no es lo que salva. La salvación viene por la gracia de Dios a través de la fe en Jesús (Efesios 2:8-9). Sin embargo, el bautismo es una respuesta natural a esa fe: una forma de sellar nuestro compromiso con Dios y con su iglesia.
Si estás considerando bautizarte, te animamos a orar, leer la Palabra y hablar con uno de nuestros líderes espirituales. Este es un paso personal, pero nunca solitario. Como iglesia, caminamos contigo, oramos por ti y te apoyamos en tu decisión.
El bautismo es un hermoso comienzo, pero también una puerta hacia una vida de servicio, crecimiento y comunión con Dios. Que cada gota de agua en ese momento te recuerde que has sido lavado, renovado y llamado a vivir para Él.